Las nubes de la tarde eran grises, sin embargo el sol bajando sobre el horizonte soltaba esos últimos rayos multicolores que teñían la atmósfera en colores que iban desde los amarillos hasta los rojos en una cadencia dinámica que cambiaba segundo a segundo. Un espectáculo difícil de evitar, que hipnotizaba y atrapaba. Imposible pestañear si no se quería perder la continuidad del espectáculo.
Finalmente, el sol despararecio entre la franja de nubes y el mar, marcando el tiempo de caída del telón de un bello espectáculo que se repite día a día sin que lo podamos evitar.
Así terminaba un día más...
ホセ
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