Cada mañana, apenas clarea el alba la veo pasar camino a la playa. Mientras estoy tomando mi café, pasa frente a la ventana con religiosa exactitud y su pelo ensortijado peinado por el viento.
Trabajo desde casa y por mi formación de ingeniero estructurado y planificado, he desarrollado una disciplina para poder producir y desempeñarme bien en las responsabilidades a las cuales estoy asignado. Así es que tengo mi horario para desayunar, almorzar, empezar y terminar mi jornada, además de descansos programados dentro del dia. Cada dia de la semana está programado con anterioridad y mi vida transcurre sin contratiempos.
Esa noche, tal como estaba marcado en mi calendario, la luna llena se asomaba en todo su esplendor sobre los cerros de mi pueblo. Un espectáculo maravilloso que sin duda disfruto cada veintiocho días.
Mientras miraba la luna asomar, empecé a sentir una brisa en mi cara. Una sensación agradable sin embargo desconocida. Ese viento nunca lo habia sentido antes y empezaba a intensificarse aún cuando el informe de meteorología no lo anunciaba.
Desperté un par de veces en la noche con el sonido de las ramas de los árboles golpeando contra mi ventana. Definitivamente, ese viento era diferente.
Al despertar, sentí un silencio profundo a mi alrededor. Ya al abrir los ojos y terminar de despertar, me di cuenta que había una falla de electricidad, por lo que todos los artefactos eléctricos estaban fuera de servicio. Eso incluía mi computador y la conexión a Internet.
Malas noticias, mi planificación de la semana se derrumbaba con este acontecimiento…
Mientras preparaba desayuno, la vi pasar nuevamente rumbo al mar. Esta vez su pelo brillaba de una forma diferente, muy llamativa. Mire como se alejaba mientras mi cabeza pensaba en como recuperar el tiempo perdido de trabajo.
Trate de ordenar algunos papeles, pero la imagen de su pelo acariciado por el viento estaba grabada a fuego en mi cabeza. Era imposible concentrarse en otra cosa que no fuera su imagen.
No pude evitarlo, salí caminando tras su huella en dirección al mar, con la esperanza de verla nuevamente.
Recién amanecía, los primeros albores de luz empezaban a dibujar azules y violetas sobre un telón negro con estrellas. Era un espectáculo maravilloso que nunca había visto, pues a esa hora ya estaba enfrascado en computador.
Seguí caminando y al acercarme al mar, me recibió la luna llena, inmensa y en su camino a esconderse en el mar. Me detuve, todos mis sentidos se concentraron en disfrutar el momento y mientras la veía posarse sobre el horizonte, noté una silueta recortada contra la luna.
Era ella, la misteriosa mujer de cabellera brillante que delicadamente se despojó de su vestido y con gráciles movimientos se zambulló en el océano y empezó a nadar hacia la luna mientras en mi cabeza sonaba una dulce melodía. Cerré los ojos y me deje llevar por el momento, olvidándome completamente de mi trabajo. Cuando abrí los ojos, ya no había rastro de ella.
Después de ese día, nunca más volví a ver sus cabellos pasar frente a mi ventana. He regresado a esa playa innumerables veces buscando algún rastro, pero ha sido en vano.
En noches de luna llena mientras veo la luna aparecer sobre los cerros, siento esa brisa especial y esa melodía vuelve a inundar mis sentidos.
Nunca supe quien era, nunca más la volví a ver. Ya tampoco soy esclavo de la planificación y cada vez que cierro los ojos y hago una pausa, vuelvo a ver su pelo brillar y a escuchar esa dulce melodía.
Conocí a una sirena que, contrario al mito, me salvó de naufragar en el abismo de la vida moderna y el trabajo.
Hola Jose
ResponderEliminarQue historia tan romántica! y que hermoso mensaje dejas en tus letras.
Siempre hay que nos salve de la rutina, de casi el hastio en el que nos sumergimos sin darnos cuenta , pensando que tenemos una vida perfecta, maravillosa y de pronto ocurre, ocurre ese milagro que nos salva hasta de nosotros mismos
bien por tú sirena
un besito y gracias por tu huella , me alegró mucho volver a verte :-)
Hola María,
EliminarQue placer recibir tu visita. Es cierto había estado un poco alejado del blog por temas de trabajo, pero vengo a la carga de nuevo y con más bríos.
Este relato es en cierta forma un reflejo de vivencias propias y como la rutina disfrazada de orden y disciplina te consume en un vórtice del cual es a veces difícil salir.
Afortunadamente para mí, sirenas y musas me defienden de esa rutina y me llevan de la mano lejos del centro del huracán.
Un gran beso y gracias a ti por esta bella visita :)
Pero qué hermoso, mi querido José… Era su cometido, sin lugar a dudas, hacerte ver y sentir la vida desde ese lado maravilloso que sólo se puede ver cuando uno se aleja de la rutina y las cadenas de un trabajo a tiempo continuo…
ResponderEliminarMe encantó, un verdadero placer…
Bsoss con cariño, y muy feliz día!
Es una oportunidad que no puedes dejar pasar cuando una sirena se cruza en tu vida y te guía por el camino de abrir los ojos y ver mas allá del horizonte que nos imponemos como límite.
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Besos Ginebra!
Un bellísimo relato don Jose. Yo siempre dido que las señales para digerir nuestra vida siempre están delante de nosotros pero Muchas veces no les préstamos atención. Nada en exceso puede ser bueno porque nos perdemos de otras cosas maravillosas que no sabemos apreciar. Quien puede comparar una imagen de internet por ejemplo con un amanecer vivido en carne propia, con su aire y todo ese sentir que conlleva.
ResponderEliminarEl relato es muy creativo, imaginativo, romántico. Me gusta. Un gran gusto haberlo disfrutado.
Un beso amigo con todo respeto y lindo día para ti.
Es cierto lo que dices Rosa de la Aurora, las cosas están frente a nosotros pero no las vemos cegados por la rutina. A veces basta un pequeño empujón par abrir los ojos un poco más y ver más allá.
EliminarGracias por tu visita, un placer leer tu huella.
Besos y lindo día!