Misteriosa y desconocida, atrapada entre los muros de pensamientos clásicos, día a día, la musa trataba de escapar del cautiverio que su artista le había impuesto.
Un día cualquiera, él soltó la pluma sin darse cuenta, sin una razón. Poco a poco ella sintió como se alejaba y ya no la buscaba. Cada día que pasaba, ella se desvanecía y se convertía en un débil recuerdo.
Lentamente perdía las ganas de jugar con las letras, escondía su mirada detrás de una máscara que la protegía de los números y ecuaciones que ganaban terreno en la cabeza de su artista. Desde un rincón, miraba como la razón superaba a la pasión. Como la seriedad y el orden opacaban la fantasía.
Los días pasaban y por más que ella presentaba fiera resistencia, iba perdiendo terreno inexorablemente. La lógica ganaba espacio y finalmente no le quedó otra opción que esconderse en un viejo armario donde nadie la molestaría.
Pasaron los dias, las semanas, los meses y los años. Ella sobrevivía en la esperanza que sus fantasías susurradas al oído fueran fuente de inspiración una vez más.
Un día escuchó un sonido familiar, algo que creía olvidado. El inconfundible sonido de la pluma rasgando el papel la había despertado de su letargo.
Era un sonido desafinado, sin armonía pero en esencia había algo en esa melodía deforme que ella sentía suyo.
Era un sonido desafinado, sin armonía pero en esencia había algo en esa melodía deforme que ella sentía suyo.
Se asomó con temor, con movimientos gráciles emergió del armario que había sido su guarida por mucho tiempo.
Aún llevaba la mascara, pues no quería que nadie más la reconociera. Se escabulló entre la razón y la lógica, saltó ágil esquivando ecuaciones y conjeturas hasta llegar al oído de su artista.
Aún llevaba la mascara, pues no quería que nadie más la reconociera. Se escabulló entre la razón y la lógica, saltó ágil esquivando ecuaciones y conjeturas hasta llegar al oído de su artista.
Estaba nerviosa, temía no ser reconocida, sin embargo, tomó fuerza, respiró hondo y dejó fluir su aliento al oído de ese hombre.
Suavemente la pluma iniciaba una sinfonía sobre el papel, con total armonía de movimientos inspirados por aquella musa que era liberada de su encierro y renacía en gloria y majestad.
ホセ
Suavemente la pluma iniciaba una sinfonía sobre el papel, con total armonía de movimientos inspirados por aquella musa que era liberada de su encierro y renacía en gloria y majestad.
ホセ
Fotografía crédito de mi amigo Jorge Mariscal.
www.facebook.com/mariscaldefotos
Jo!! Jose precioso..... de veras
ResponderEliminarGracias Maríjose :)
EliminarPrecioso jose de veras
ResponderEliminarDicen que es mejor que las musas desconozcan a quien iluminan con su presencia, el tener certezas difumina la magia y crea corazas..
ResponderEliminarMuy buen relato fluye con buen ritmo .. y provoca una sonrisa sincera al leer el feliz desenlace
Tienes razón PieL, todo lo que damos por seguro tarde o temprano lo perdemos por descuido. Gracias por el comentario :)
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