Cuando la vio caminar entre la lluvia que caía sobre el callejón, pensó que era una visión, un truco de su mente que le hacia evadirse de la realidad que le rodeaba.
Había salido a caminar para despejar su cabeza de la monotonía del día. Era un callejón solitario. Edificios con muros de piedra gastados por el tiempo, la lluvia y el viento rodeaban el espacio. Aun cuando conocía esa ciudad como la palma de su mano, sentía que estaba en un lugar desconocido.
Cerró los ojos con la esperanza de que esa visión desaparecería y poder recuperar la cordura. Sin embargo al cerrar los ojos escuchó el sonido de los pasos que se dirigían a él.
Abrió los ojos y la vio venir con paso decidido, acercándose directamente hacia él. Era una mujer desconocida, de cabello negro y largo. Llevaba un vestido rojo que contrastaba con su cabello. Por más que trató, no pudo ver su cara, pero algo le hacia sentir que la conocía…
Podía sentir el aroma de su perfume desde la distancia. Sus recuerdos se arremolinaban en un huracán de imágenes que se presentaba en su cabeza. Cerró los ojos nuevamente y sintió una caricia sobre su espalda. Conocía esas manos, sus recuerdos seguían alborotándose en un curiosa y agradable confusión.
Por más que intentaba salir de ese trance en el que estaba, la imagen de esa mujer lo jalaba como un vórtice descontrolado. Su pulso se aceleraba, no lo podía evitar. Sintió su boca cerca del cuello y un susurro casi imperceptible que le decía, fuimos y volveremos a ser. Encuéntrame cuando sea el momento…
La lluvia se detuvo, las nubes dieron paso al sol del atardecer que dibujaba con su tonos arrebolados sobre ellas.
Abrió los ojos. Ya no había rastro de aquella mujer. Solamente un recuerdo grabado en el corazón y la esperanza de volverla a encontrar, tal vez en una siguiente vida.
Había salido a caminar para despejar su cabeza de la monotonía del día. Era un callejón solitario. Edificios con muros de piedra gastados por el tiempo, la lluvia y el viento rodeaban el espacio. Aun cuando conocía esa ciudad como la palma de su mano, sentía que estaba en un lugar desconocido.
Cerró los ojos con la esperanza de que esa visión desaparecería y poder recuperar la cordura. Sin embargo al cerrar los ojos escuchó el sonido de los pasos que se dirigían a él.
Abrió los ojos y la vio venir con paso decidido, acercándose directamente hacia él. Era una mujer desconocida, de cabello negro y largo. Llevaba un vestido rojo que contrastaba con su cabello. Por más que trató, no pudo ver su cara, pero algo le hacia sentir que la conocía…
Podía sentir el aroma de su perfume desde la distancia. Sus recuerdos se arremolinaban en un huracán de imágenes que se presentaba en su cabeza. Cerró los ojos nuevamente y sintió una caricia sobre su espalda. Conocía esas manos, sus recuerdos seguían alborotándose en un curiosa y agradable confusión.
Por más que intentaba salir de ese trance en el que estaba, la imagen de esa mujer lo jalaba como un vórtice descontrolado. Su pulso se aceleraba, no lo podía evitar. Sintió su boca cerca del cuello y un susurro casi imperceptible que le decía, fuimos y volveremos a ser. Encuéntrame cuando sea el momento…
La lluvia se detuvo, las nubes dieron paso al sol del atardecer que dibujaba con su tonos arrebolados sobre ellas.
Abrió los ojos. Ya no había rastro de aquella mujer. Solamente un recuerdo grabado en el corazón y la esperanza de volverla a encontrar, tal vez en una siguiente vida.
ホセ