¿Cuanto cuesta una sonrisa? Le pregunté...
Sin levantar la cabeza me preguntó. ¿Para que quiere comprar una sonrisa?
Bueno le expliqué, soy un hombre muy ocupado y no tengo tiempo de aprender a sonreír por lo tanto necesito comprar una sonrisa para usarla en caso de ser necesario.
Eso depende, me contestó ella. Si es una sonrisa para usar en cualquier ocasión, la tenemos que hacer a la medida y usted debe traerme todas sus caras. Su cara de tristeza, de enojo, de hambre, de desagrado, etc. Solo así yo podría fabricarle una sonrisa para toda ocasión.
Ese es un precio muy caro, le contesté, pues demandará mucho tiempo el investigar cuales son mis posibles caras. Además, ¿que pasaría si olvido una cara? ¿Existe algún tipo de garantía?
Ella me quedó mirando y se largo a reír. Su risa era espontánea, contagiosa. Surgía de la nada y por mas que yo trataba de descubrir su secreto, parecía no haber ningún artilugio que generará esa reacción que yo tanto buscaba.
Su risa era tan contagiosa que no tuve remedio más que echar a reír. Sentí sensaciones desconocidas, músculos que jamás había usado se ponía en marcha y me recordaban su presencia con tensión y dolor. Era una sensación nueva para mi.
En ese momento me di cuenta que solo basta observar a tu alrededor para sonreír.
ホセ